sábado, 29 de junio de 2019

Sylvia Plath

“Vi mi vida desplegándose ante mí como las ramas de la higuera verde… En la punta de cada rama, como un grueso higo morado, me hacía señas y me llamaba un futuro maravilloso. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era una famosa poeta y otro higo era una brillante profesora y otro higo era (…). Me veía sentada en la horquilla de la higuera, muriéndome de hambre, sólo porque no podía decidir qué higo quería elegir. Los quería todos y cada uno, pero elegir uno significaba perder todos los demás…”

via Plath: ¿se puede ser mujer y genio?
Inteligente, ambiciosa, trabajadora y vitalista, aunque también violenta y depresiva, la estadounidense Sylvia Plath (1932-1963) aspiraba a ser “la única poetisa en el mundo feliz de ser mujer”. Quería escribir obras brillantes, enamorarse, ganar dinero, viajar, tener hijos… Lo quería todo; ¿por qué no?… Ah, porque era mujer, y las mujeres deben elegir: o amor o éxito. Eso, al menos, temía ella. La aparición en su vida de Ted Hughes, un hombre guapo, viril, poeta de talento, que respetaba a la poeta que ella era, le hizo creer que había resuelto su dilema. Hasta que las cosas se torcieron… Plath murió, por propia mano, demasiado joven. Pero nos ha dejado un material valiosísimo para reflexionar sobre el problema, en absoluto resuelto, del acceso de las mujeres a la creación.
Ponente: Laura Freixas. Escritora.